Masacre "La Noche de San Juan"
Masacre La Noche de san Juan
MASACRE “LA NOCHE DE SAN JUAN”
1 LA RESISTENCIA OBRERA.
La resistencia obrera y particularmente minera, a las medidas del gobierno barrientista, venía adquiriendo un enorme volumen masivo y comenzó
a tornarse peligrosa
para la estabilidad del gobierno militar. Era posible adelantar, partiendo de la experiencia pasada, que las autoridades del Poder Ejecutivo y de las fuerzas armadas descargarían un golpe preventivo con la finalidad
de desaminar los centros de trabajo más importantes. La resistencia obrera era, en cierta forma,
una proyección del gran ascenso
de masas que llegó a su punto culminante en 1964.
La medida tomada
despóticamente por el general
Barrientos disipó todas las ilusiones
que hubiesen podido abrigar
las organizaciones obreras acerca de una posible superación pacífica
de los conflictos económicos y contribuyó a acentuar el repudió al gobierno de parte de los trabajadores de Siglo XX-Catavi.
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Marcha de Mujeres recordando 52 años de la Masacre de San Juan |
El anuncio oficial
de estallido de las “guerrillas”
paralizó a los mineros,
pero
gradualmente volvieron
a centrar su atención
alrededor de la lucha por sus intereses inmediatos.
En las
asambleas generales se acordó realizar el Ampliado
en Siglo XX, resolución que fue revisada en la asamblea general de Huanuni
de 6 de junio, a la que concurrieron delegados de Catavi,
Siglo XX, Santa Fé, Morococala y San José.
Los asambleístas acordaron los siguientes puntos:
1)
Reposición de los salarios vigentes hasta mayo de1965;
2)
Reincorporación de los dirigentes y obreros de base retirados después de mayo de 1965;
3)
Apoyo a las “guerrillas”con víveres
y medicamentos ;
4)
Ampliado de la Federación de Mineros a realizarse en el
distrito de Catavi-Siglo XX el 24 de
junio;
5)
Marcha de unidad
popular en Oruro el día 8 de junio.
2 Territorios libres
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Rene Barrientos Ortuño |
El
foco armado se preparó y estalló sin ninguna vinculación orgánica con el movimiento de masas.
La asamblea de Huanuni declaró a las minas como territorios libres y se tuvo la impresión de que esta determinación fue la gota que colmó la medida y el gobierno declaro la obligación a volver a ocupar militarmente las minas.
Las
siguientes declaraciones hechas por el Presidente Barrientos después de la descomunal matanza:
“Yo no estoy inventando una historia, el proceso subversivo se desarrolló en la siguiente forma:
primero hubo reuniones agresivas
en las cuales los participantes se declararon en favor de las guerrillas y recaudaron dinero para las mismas.
Se siguió el apresamiento de dirigentes sindicales y políticos opositores, oficialmente sindicados de formar parte de la conspiración extremista. El ejército se encontraba apostado ya en las proximidades de Huanuni, Oruro, Playa Verde y Sora Sora, “con la orden de impedir el paso de los trabajadores a la ciudad de Oruro a cualquier precio”.
3 La masacre
El objetivo
de la represión gubernamental era: evitar por todos
los medios la realización del anunciado Ampliado, porque
había el peligro
de que en esa reunión
se pusiese en pie un poderoso
comando del ascendente movimiento revolucionario. Durante estas jornadas Siglo XX y Catavi, volvieron a brindar
el papel de dirección nacional del movimiento obrero.
Circularon rumores alarmantes de que se pretendía eliminar
físicamente a Isaac Camacho,
a Reyes, a Chacón, al Secretario
General del Sindicato de Siglo XX, y a C. Valle. Los obreros
aguzan su vigilancia en ese ambiente
alarmante.
Mientras tanto, los obreros
se disponían a festejar, como siempre
lo hacen cada año, la noche de San Juan, festividad tradicional en el campo, los centros mineros
y hasta en las ciudades.
Sin que los obreros
en fiesta se pudiesen enterar, fracciones del
regimiento Rangers
ocuparon los dispersos campamentos de Siglo XX. A los pocos minutos
las tropas se desplazaron hacia la Plaza del Minero, dominada por un monument
minero, el sindicato de piedra, donde funcionaba la notable radioemisora “La Voz del Minero”.
Los obreros fueron sorprendidos por un nutrido tiroteo en la zona de “La Salvadora, Campamento 2 “B”, etc. hasta llegar a
la plaza del minero, en los primeros
momentos, pensaron que se trataba de dinamitazos y de disparos
de armas de fuego que siempre se producen en festividades similares. La noticia sobre la presencia
de tropas del ejército en los campamentos.
No se dejaron esperar las
lamentaciones de los heridos y los gritos
desesperados de las mujeres
y niños. Las balas cruzaban en todas direcciones y ya no era posible
dudar de que las fuerzas armadas
habían ingresado en tren de combate. Sólo a esta altura los trabajadores lograron reponerse de la sorpresa, pero, como es lógico suponer, no tuvieron tiempo para oponer resistencia ordenada a los invasores. Los franco tiradores
ocuparon el lugar de la acción coordinada de los obreros.
Inicialmente se dijo que fueron muertos 16 mineros y heridos unos 71, pero “La Patria” del 25 de junio subió el número de muertos a
veinte: “De acuerdo a la lista oficial recogida ayer en Siglo XX, la lista de muertos es la siguiente: Ponciano Mamani, Alejandro Mamani, Rosendo García Maisman, Nicanor Tórrez,
Barroso, en la sección Azul; Maximiliano Achu, Sección Siglo XX; Isaac Casorla, venerista, Bernardino Condori,
niño de ocho años, una señora en estado de gravidez, un joven de 13 a 14 años, una criatura de horas de nacimiento, un obrero de 29 a 30 años, herido
en la cabeza, un obrero
muerto por el impacto
de proyectil en la cabeza, un joven de 22 a 25 años, Gabriel Sequeiros de la “Guardia Nacional”
Está demás decir que las informaciones oficiales se esforzaron por disminuir el número de víctimas.
Muchos heridos no fueron al hospital y algunos obreros
simplemente desaparecieron, sin que se hubiese podido establecer con exactitud la suerte
corrida por ellos.
El día 25 se efectuó el entierro de los obreros cobardemente asesinados. El acto se transformó en un grandioso mitin de repudio
al gobierno y al ejército. Asistieron cerca de treinta
mil personas enfurecidas, que vehementemente protestaban por la nueva masacre.
Todos los moradores
del distrito conocían
el menor detalle
de lo ocurrido gracias al dramático
relato que de los luctuosos
acontecimientos hizo la radio católica Pío XII el día 24.
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Familiares juntos de las victimas de la masacre en la noche de San Juan |
4 Emergencias de la masacre
El proyecto original
era ejecutar un golpe
sorpresivo sobre Siglo XX y Huanuni,
considerados como los núcleos obreros más explosivos, que les permitiese apoderarse de los locales
sindicales, destruir las radioemisoras y apresar a los dirigentes
y trabajadores que habían sido catalogados por los servicios de inteligencia como peligrosos activistas tanto en el campo sindical
como político. En los medios castrenses esta operación fue bautizada con el nombre de “Plan Pingüino”.
El día 26 de junio por la noche, soldados y agentes civiles
se dieron a la tarea de rodear los domicilios de innumerables trabajadores que fueron apresados sin que mediase formalidad alguna. A algunos se los atrapó en las mismas
bocaminas, ciento cincuenta obreros
fueron enviados
a los campos de concentración de la selva tropical,
otros acabaron encarcelados y, finalmente, enjuiciados criminalmente por delitos
ideados por los fiscales.
En este momento de aguda crisis para el movimiento obrero, las bases marginaron de la Federación a Irineo Pimentel. La prensa publicó los acuerdos más importantes:
1)
Retiro inmediato de las tropas del ejército
de los distritos mineros. A fin de evitar
choques más serios
y de consecuencias imprevistas.
2) Devolución a
la organización obrera las llaves del local sindical y de la radio “La Voz del Minero”.
3)
Libertad inmediata
de los dirigentes y obreros
apresados y confinados.
4)
Pago por Comibol
de las sumas adeudadas a los trabajadores desde
mayo de 1965, para que los familiares de los mineros puedan emigrar
a las ciudades donde sus vidas
puedan estar a salvo.
5)
Cuarenta y ocho horas de huelga general.
6)
Persistir en el frente conformado con los partidos
de izquierda, como una forma de fortalecer al movimiento obrero.
7) Cuota quincenal de
diez pesos por obrero para solventar los gastos del sindicato y
adquirir armas.
8) Indemnización por
parte del gobierno a los familiares de los obreros muertos y heridos.
9)
Los obreros garantizarán las actividades de los
técnicos en los centros de trabajo.
10)
Apoyo a los dirigentes sindicales y exigencia de que las autoridades respeten
el cumplimiento de sus funciones.
5 El foquismo y la represión
Desde la aparición del movimiento foquista en Ñancahuazú, los servicios de inteligencia del Ministerio de Gobierno y del ejército
quedaron supeditados a la CIA norteamericana, que seguramente tuvo a su cargo la elaboración de gran parte de los planes de la ocupación militar de las minas y su misma ejecución.
A la operación
se le asignó el objetivo
central de erradicar
del escenario a todo activista
político y sindical. Es por esto que la represión se extendió también
a las ciudades, donde fueron aprehendidos lol principales dirigentes míneros.
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Guerrilla del Che Guevara. 1967 |
El estado de sitio no logró contener la arremetida obrera y menos hacerla retroceder; contrariamente, obligó a imprimir
mayor energía a la movilización masiva y a afinar la coordinación de las actividades obrero-estudiantiles con la de los otros sectores
populares, tras el objetivo de libertar
a los presos políticos y rechazar
los atropellos de las autoridades.
La lucha por el retorno a
las garantías democráticas y sindicales estaba inconfundiblemente timoneada por el proletariado.
El 27 de junio la universidad paceña fue declarada territorio
libre y asilo de los perseguidos políticos. En el voto resolutivo que fue lanzado al respecto se señaló: Enemigos
del pueblo a los generales Barrientos y Ovando, un franco espíritu de desafío
alentaba la medida,
sobre todo si se tiene en cuenta que siguió a la sangrienta represión
del 24 de junio. El cabildo abierto convocado
por los estudiantes contribuyó
en mucho a acelerar la lucha revolucionaria. Barrientos se vio obligado a sostener, en uno de sus innumerables discursos,
que su misión era la de libertar a los estudiantes de la nefasta
influencia del castro-comunismo.
6 Plataforma de la Resistencia
ü
Repliegue de las Fuerzas
Armadas a sus respectivos cuarteles, dejando los centros mineros
en los que se encuentran y que se confabulan contra la tranquilidad de los hogares mineros,
ü Abolición de la Policía Minera por ser este organismo
de represión y una carga económica para la Comibol y los trabajadores.
ü
Retorno al trabajo
de los obreros retirados por causas
sindicales y políticas.
ü
Pago de indemnizaciones a los trabajadores que sufrieron rebaja de sueldos y jornales el año 1965 y que indebidamente retiene Comibol.
ü
Aumento de sueldos
y jornales y reajuste
de precios de contratos
en sus diferentes sistemas.
ü
Devolución de nuestras emisoras con sus equipos
de ondas larga y corta.
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Pictograma de la masacre de la noche de San Juan |
En enero de 1967 fueron confinados varios dirigentes mineros al campo de concentración de Puerto Rico (Departamento de Pando)..
7. La lucha en las minas
La lección
de estos acontecimientos a pesar de la masacre, los trabajadores persistieron en sus peticiones, debido a que éstas eran la expresión de sus necesidades más premiosas.
La Comibol se resistió a dar paso incluso
a las reivindicaciones más pequeñas, actitud
que se ajustaba a la orientación gubernamental. El coronel Juan Lechín Mendez, que al decir
de los marxistas estaba por encima del Ejecutivo
y únicamente reconocía como a sus superiores a los personeros del BID y al embajador norteamericano, rechazó
de plano la exigencia laboral en sentido de incluir
en el aguinaldo anual el incentivo
a la asistencia y otros beneficios menores,
con el argumento que importaría convertir los bonos en salarios y, por tanto, inflar las incidencias sociales.
Algo más, hizo saber que recontrataría únicamente a los que ostentasen inocencia en materia
política y calculó que éstos no pasarían de diez.
|
Rosendo Garcia Maisman |
Una asamblea de Siglo XX rechazó el documento de 14 puntos, a pesar de haber sido suscrito por los llamados representantes de base.
La situación del gobierno se vio agravada porque
simultáneamente a estos acontecimientos las organizaciones fabriles
reiteraron su pedido de mejores remuneraciones.
Después de mucho
tiempo el presidente habló de su orientación antiimperialista, claro que su antiimperialismo no pasó de ser una palabra
sin sentido:
“Y debo reafirmar
una definición que ha hecho mi gobierno en forma rotunda: si bien nosotros somos antiimperialistas, pero estamos
con la Alianza para el Progreso,
porque en esta nueva oportunidad encontramos todas las posibilidades para poder
cumplir un verdadero plan de gobierno”.
No debe perderse de vista la declaración del Presidente Barrientos en sentido
de que su gobierno permitiría la presencia del marxismo, “si éste se desenvuelve dentro del marco democrático”.
En su mensaje al congreso de 1967 vuelve a su intento de dividir al país en demócratas y pro-comunistas, por encima de cualquier
otra consideración partidista o ideológica. En ese documento
volvemos a encontrar
la curiosa definición de la línea supuestamente antiimperialista del gobierno castrense, a pesar de que no se niega que en materia económica
el país se encontraba estrechamente vigilado por Ios organismos norteamericanos”.